Soy de esas mujeres que le tiene cariño a sus cosas, soy de aquellas que piensa que cada vez que un artista pinta o toca algo, deja un pedacito de su ser en el objeto, como su energía o algo así y esas cosas siento que me pueden dar más fuerza de la que necesito en algunas ocasiones.
Son baratijas en realidad, no valen mucho, no son de oro o de alguna piedra preciosa codiciada, pero las amo tanto y me hacen sentir tan especial el momentos que en serio estoy mal que para mí son oro puro. Son cosas que encuentras en tiendas de segunda mano o algunas que venden los hippies en las ferias, cosas que cuando vas caminando las encuentras por pura suerte o por saber observar.
Algunas le faltan detalles, las argollas para colgar o los broches, son muy económicas por lo mismo, no es algo que yo no pueda reparar con un poco de mi tiempo, aparte de que no hay nada que una cinta satén no pueda hacer ver elegante y perfecto.
Pienso que cualquier cosa que te haga sentir mejor lo hace especial, ya sea un objeto, ya sea una persona.
Este es un relicario C:
Lo uso cuando necesito apoyo o cuando me quiero sentir protegida.
Tiene un compartimiento de 4 fotografías este fue un regalo de cumpleaños de hace como 3 años, tengo tantos buenos recuerdos de esto que se volvió parte de mi cofre de tesoros.
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